Elaboró:
Mtro. Hermegildo Edin
Bonifaz Liévano.
Actividad 1 de la Clase
11.
Actividad 1
1. Lo invitamos a definir brevemente qué entiende por evaluación y a
realizar un listado de las palabras que le evoca la palabra evaluación.
* ¿Qué es evaluación?
Es
un proceso que tiene como finalidad determinar en qué medida se han logrado los
propósitos planteados durante el desarrollo de una acción y/o actividad, y así
poder hacer un alto en el camino y revalorar lo conseguido y en su caso
replantear para mejorar.
Listado de palabras que
evoca la palabra “evaluación”:
·
Valoración
·
Logro
·
Examen
·
Prueba
·
Diagnóstico
·
Producto
·
Mejora
·
Registrar
·
Calificación
|
·
Desempeño
·
Reprobación
·
Deserción
·
Toma de decisiones
·
Juicios de valor
·
Medición
·
Aprendizaje
·
Memorizar
·
Ajustes
|
·
Temor
·
Incertidumbre
·
Nerviosismo
·
Satisfacción
·
Formación
·
Proceso
·
Observación
·
Fortalezas
·
Debilidades
|
2. Observe las siguientes imágenes (metáforas de la
evaluación) con las que suele asociarse la evaluación.
Para
pensar:
Todo se
desarrolla como si en torno a la idea de evaluación se hubiera construido un
espacio ideológico, estructurado en dos polos: un polo negativo, organizado
alrededor de las ideas de represión, de selección, de sanción, de control y un
polo positivo, organizado alrededor de las ideas de progreso, de cambio, de
adaptación, de racionalización (BARBIER, 1993: 14).
3.
Responda los
siguientes interrogantes: ¿Cuáles fueron las asociaciones que hizo con las
imágenes? ¿Fueron en su mayoría positivas o negativas?
Las
principales asociaciones que hice respecto a las imágenes observadas con
anterioridad las clasificó en dos etapas.
Etapa de estudiante: En esta
etapa las principales asociaciones fueron negativas debido que me las
experiencias de evaluación que tuve con mis maestros, fueron de represión,
miedo, control, amenazas, incertidumbre, preocupación, todas estas impresiones
se generaron por la actitud de los docentes que me dieron clases, respecto a
cómo me evaluaron durante mi proceso formativo.
Etapa de docente: En esta
etapa las principales asociaciones fueron en su mayoría positivas, debido que
cuando evaluaba a mis alumnos nunca les intimidé ni los presioné para que
sacaran buenas calificaciones bajo presión, al contrario les animaba y les
exhortaba que los exámenes eran un criterio más para tomarlo en cuenta dentro
de su proceso evaluativo, les compartía los criterios de evaluación, y de manera
grupal ajustábamos los criterios, para el compromiso fuese compartido.
2.-
Para profundizar:
|
Jiménez, Bonifacio. La evolución, su conceptualización. En: Evaluación
de programas, centros y profesores. Madrid. Ed. DOE. Pp. 25-56
|
A partir de lo realizado hasta
ahora, lea la siguiente escena extraída de Elola y Toranzos (2000). Relacione
los conceptos trabajados con las preguntas que encontrará a continuación de la
lectura:
Son las cuatro de la
tarde de un miércoles cualquiera en una escuela, los profesores van entrando a
la sala de profesores para iniciar una reunión de trabajo. Sería un miércoles
cualquiera sino fuera porque se aproxima el fin de curso. Ya se sabe, estos
últimos días son siempre especiales: se incrementa el ritmo de trabajo, hay más
prisa y tensiones. También aflora el cansancio acumulado durante todo el año y
resulta inevitable la saturación de exámenes, notas, informes, entrevistas
finales, etc... Se nota cierta mezcla de disgusto y desazón.
- ¿Y si no existieran
las evaluaciones? – pregunta una profesora de lengua mientras se deja caer en
una silla.
- ¡Cómo cambiaría
todo!... nos dedicaríamos solo a enseñar, que de hecho es lo nuestro, ¿no les
parece? Podríamos emplear el tiempo en otras cosas, porque siempre nos falta
tiempo, al menos a mí – responde otra profesora responsable del área de
matemática-.
- Es cierto, si no fuera
por la cantidad de pruebas y observaciones que hacemos podríamos
desarrollar más los
contenidos y no tendríamos la sensación de ir siempre contrarreloj. Además, no
sé ustedes, pero yo después del primer trimestre ya sé cómo terminarán el curso
mis alumnos – comenta una tercera docente -.
- Estoy de acuerdo,
tanto control, tanto control, resulta exasperante. Pero suprimir las evaluaciones....
eso es soñar.
- No sé qué decirles,
creo que depende mucho de cómo se lo tome uno, de cómo se organice; creo que la
evaluación podría servirnos mucho a nosotros como profesores porque....
- Vos leíste mucho sobre
el tema –le interrumpe la profesora de matemática – pero el asunto es
complicado, hace tiempo que hablamos sobre el tema y no encontramos una
solución que nos convenza a todos, en todas las áreas......
a)
¿Es una escena posible?
Considero que si es una escena posible, inclusive esa es la actitud que
demuestran muchos de los docentes cuando se sienten presionados por las
múltiples ocupaciones administrativas que tienen que enfrentar en el campo de
trabajo, sin embargo, es necesario mencionar que reconocen que es necesario evaluar, pero
quizá interpretan al proceso evaluativo como una etapa final, y no toman en
consideración que la evaluación debe considerarse como un proceso permanente el
cual debe de realizarse a diario para tomar en cuenta los niveles de desempeño
de los alumnos, así como tener un registro de los avances que van teniendo de
manera gradual, es sin duda, una interpretación de los docentes del caso
planteado y tal vez obedezca a que los docentes no manejan ni elaboran
instrumentos de seguimiento y evaluación para valorar el proceso de enseñanza y
aprendizaje. Además, no hacen un alto en el camino para implementar procesos de
autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación, donde les permita hacer un
análisis sobre el nivel de desempeño del docente, cuestionarse que tan efectiva
está siendo su intervención en el aula, y por ende hacer un replanteamiento de
su práctica docente, por consiguiente, también implica hacer valoraciones
respecto a cómo están aprendiendo sus alumnos, cuestionarse si las estrategias
de intervención están siendo efectivas para que los alumnos logren los
propósitos y las metas planteadas, y con qué calidad se están generando los
aprendizajes en el aula.
b)
¿Qué concepciones de
evaluación subyacen en los comentarios de los docentes?
-
Evaluación implícita, en el comentario de la
primer docente “Y si no existieran las evaluaciones”, considero que es
implícita porque con el gesto que realiza al momento de sentarse de manera
desganada sin ánimos, da por hecho que si no se evaluara su trabajo, sería más
cómodo, y no la sacaría del estado de confort que probablemente esté
acostumbrada, por ello se considera que dicha apatía se lo trasmite a sus demás
compañeros. La
evaluación implícita es capaz de difundirse adquiriendo significados nuevos, es
acentuadamente subjetiva y ampliamente influenciada por estereotipos y
prejuicios.
-
Evaluación espontánea: En la conversación
entre docentes, se evidencia cómo el juicio de valor no se explicita más que a
través de su enunciado, de su formulación, como es el caso particular en que se
manifiesta espontáneamente la propia opinión sobre que si únicamente los
docentes no se dedicaran a evaluar les permitiría únicamente dar clases,
considerado este acto como el único en el que debe intervenir el docente, y se
emite un juicio de valor no explicito cuando afirman que podrían emplear el
tiempo en otras actividades, considerando que es tiempo lo que les hace falta,
pero no para perderlo en un proceso de evaluación, visto este proceso como una
carga para el docente. El
valor de la evaluación espontánea se encuentra en su capacidad de recoger y
hacer emerger aquellos elementos conectados a la incerteza y a la
imprevisibilidad de los procesos, a la complejidad y a la variabilidad de las
situaciones, pone de relieve por lo tanto, aquellos elementos que una
evaluación más estructurada y guiada corre el riesgo de omitir.
Evaluación instituida: Durante la
conversación también se evidencia que existe un docente coordinador y/o
moderador que trata de entender a sus demás compañeros pero sabe perfectamente
que los comentarios realizados respecto a la evaluación como un proceso
laborioso sin provecho, están fuera de lo que la institución necesita y exige
para cumplir con las normas y procesos de evaluación y acreditación; trata de
concientizar que dicho proceso evaluativo no es nada complicado, siempre y
cuando se tomen en cuenta rasgos y/o aspectos de organización y les explica
cuál es la función de la evaluación, lo que implicaría verla como un proceso de
utilidad para hacer un alto en el camino e identificar cuáles son las
fortalezas y debilidades identificadas tanto en el trabajo docente como en el
nivel de logro y desempeño de los alumnos.
c)
¿Podríamos imaginar situaciones de aprendizaje
sin evaluación?
Considero que sería posible imaginar
situaciones de aprendizaje sin evaluación, porque sería como navegar un barco
sin dirección, sin tener un rumbo fijo a dónde ir, es decir, navegaríamos a la
deriva sin saber a dónde ir. Negaríamos la oportunidad de identificar si la
navegación es la correcta y si la brújula se está orientando y hacia qué rumbo
nos estamos dirigiendo, sin embargo,
correríamos el riesgo de descubrir al final que hemos navegado hacia un lugar
donde no deseábamos, o qué llegamos en el barco por el camino más largo y
complicado, con muchos obstáculos, habiendo utilizado otra ruta marítima que
nos hubiese permitido hacer la travesía en menos tiempo y sin utilizar muchos
recursos, todo ello considero que no pueden existir situaciones de aprendizaje
sin dejar a un lado el proceso de evaluación, porque al evaluar el proceso
identificamos que hay otras posibilidades que nos permiten eficientar y mejorar
el proceso para encontrar la ruta más corta y en mejores condiciones.
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